Cuando mi perro Apolo se fue a sus 12 años, hubo un antes y un después. No tenía suficientes fotos de él, o por lo menos, no las que me hubiera gustado tener.

Ahí supe que quería guardar para otros lo que no pude guardar para mí.

Salgo al campo a fotografiar perros, con el equipo al hombro, el sol en la cara y la tranquilidad como compañera. No busco poses perfectas. Me guío por lo real, ese vínculo que tienen, que se construye en miradas, juegos, silencios… y que muchas veces no necesita palabras.

Mi forma de trabajar es sencilla: documental, natural, honesta. Me quedo con lo genuino, con las miradas, con esos instantes que no se repiten.
Eso es lo que ofrezco y entrego: recuerdos con peso emocional, tan profundos como el vínculo que compartís. 

En 2024, he tenido que despedirme de India, luego de 14 años y medio de momentos compartidos juntas. Esto también va por vos pequeña! Fuiste, sos y serás mi inspiración en muchos aspectos de mi vida, me has enseñado mucho en estos años y quiero recordarte con la alegría con la que vivías.

Los invito a unirse a este viaje y agradezco de antemano su apoyo en esta nueva etapa.

¡Un abrazo fuerte, manada!

Marina